Cómo tratar la Hiperhidrosis – Sudoración excesiva

La hiperhidrosis es una enfermedad que afecta entre un 3 y un 6% de la población en función de los estudios que se consulten.

Vamos a utilizar la definición de la OMS para definirla:

El sudor es un mecanismo natural de nuestro organismo para regular la temperatura corporal. Se denomina hiperhidrosis a la sudoración excesiva en cualquier zona corporal, en cantidades que sobrepasan las necesarias para controlar el calor del organismo.

La causa de este trastorno es principalmente genético, aunque también se presenta de forma secundaria a tratamientos farmacológicos, enfermedades sistémicas, etc. Se caracteriza por ser una alteración por hiperestimulación del sistema nervioso simpático que es el que regula la sudoración entre otras funciones.

La hiperhidrosis empeora de forma global en ambientes cálidos por la calefacción en invierno y la temperatura ambiental en verano o a consecuencia de realizar cualquier esfuerzo físico.

-Las manos: un signo clásico es necesitar secarse las manos antes de realizar cualquier actividad: escribir con un bolígrafo, dar la mano, etc. Incluso en algunos casos, esta sudoración puede limitar el contacto con otras personas o con la pareja, como puede ser cogerse de la mano, tocarle el pelo, etc.

-Las axilas: el problema principal es la limitación de utilizar colores oscuros en las prendas que llevamos, ya que pueden quedan marcas en la ropa bastante visible. De igual forma, en algunos casos, el olor secundario a la sudoración axilar es intenso a pesar de utilizar desodorantes convencionales.

-Plantas de los pies: el momento más delicado suele venir en verano. El aumento de la temperatura incrementa la sudoración y suele provocar la imposibilidad de usar chancletas o sandalias por el deslizamiento del pie en este tipo de calzado.

-Cara: Se manifiesta fundamentalmente ante un estímulo psicológico que nos provoque que nos ruboricemos, pero en el caso de un paciente con esta patología, el rubor facial es explosivo y muy visible. Posteriormente y a consecuencia de ese aumento de temperatura, podemos presentar aumento de la sudoración facial.

Es importante entender que los síntomas no ceden con el tiempo y que todos los signos antes comentados nos acompañarán siempre. Más allá de las evidentes limitaciones a nivel laboral, social o de pareja que encontramos, el problema son las complicaciones secundarias.

A nivel de planta de pie nos encontramos con la proliferación de hongos y a nivel axilar nos encontramos con problemas de abscesos por la proliferación bacteriana resultante de las condiciones de calor y humedad de las zonas.

Podemos clasificarla en dos grandes grupos:

  • Hiperhidrosis primaria

La más frecuente afectando a un 3% de la población y con un origen congénito y de una alta predisposición familiar. Los hijos de pacientes con hiperhidrosis tienen casi un 25% de desarrollarla en diferentes grados. Lo más característico en este tipo es que la sudoración esta interrumpida con el sueño, teniendo las manos, pies o axilas secos a primera hora de la mañana.

  • Hiperhidrosis secundaria

Menos frecuente y debe ser estudiado de forma exhaustiva el paciente, ya que se origina por la influencia de otras enfermedades o como efecto secundario de algunos fármacos o drogas. Se suele manifestar de forma generalizada, asimétrica y comienza en pacientes mayores de los 25 años.

El diagnóstico de esta patología es sencillo ya que habitualmente es visible el aumento de sudoración en palmas, axilas, planta del pie o cara y con la historia clínica detallada orienta al tipo de hiperhidrosis.

1. Tratamientos médicos

– Tratamiento farmacológico: Los anticolinérgicos son medicamentos que disminuyen de forma generalizada el sudor al hacer una inhibición química de la sudoración. Estos fármacos tienen buenos resultados pero tienen efectos secundarios. A veces son mal tolerados ya que se produce un bloqueo sistémico y además no se pueden tomar de forma permanente, precisando de controles analíticos periódicos. Además tienen interacciones con otros fármacos necesarios para tratar enfermedades comunes.

2. Tratamientos invasivos médicos

– Botox: Consisten en infiltraciones de toxina botulínica en la zona corporal afectada, provocando la parálisis del músculo que hace que salga el sudor de la glándula sudorípara. Los resultados son evidentes en menos de 24 horas con un cese completo de la sudoración, pero con una duración de entre 6 meses a un año en función de la degradación del fármaco que realiza cada paciente.

3. Tratamientos invasivos quirúrgicos

– Simpatectomía bilateral videotoracoscópica: La especialidad quirúrgica que realiza éstas intervenciones es la cirugía torácica, debido a que el nervio simpático responsable del aumento de la sudoración local se encuentra ubicado dentro de cada hemitórax, paralelo a la columna vertebral. Mediante una incisión de 1 cm en cada lado, se visualiza mediante cámaras el interior del tórax, se localiza el nervio simpático y se corta a diferentes niveles en función de las áreas corporales implicadas. Los resultados son definitivos y permanentes, pero puede presentar como efecto secundario fundamental, aunque en un número de pacientes muy escaso, la sudoración compensatoria, porque bloqueamos el nervio o sudoración de la zona seleccionada, pero se puede compensar con mayor sudor en otras zonas del cuerpo.

Lo primero que tiene que tener en cuenta un especialista para decidir un tratamiento es la gravedad de la hiperhidrosis.

En función de la gravedad y de la zona afectada, se decide entre tratamientos más o menos invasivos y más o menos definitivos.

Santiago Paez

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